martes, 6 de diciembre de 2011

Efectos secundarios post-meditación...

Sentado, en mi cojín del Budhha dejo de ver para ver EL SER.
Dejo de oír, para oír EL SER.
Dejo de oler para oler EL SER.
Dejo de palpar para palpar EL SER.

Cuando dejo de darme cuenta, me doy cuenta de que no soy yo.
Cuando dejo de separar, empiezo a no-unir.
Por que si separo, soy el observador de lo separado.
Por que si uno, soy el observador de lo unido.

Me encuentro en el estado inexplicable que sólo puede experimentarse.
Y explicarlo es tontería, pues no se puede entender diciéndolo, escribiéndolo.
Ese estado es el estado del Buddha.


¿Por qué una flor?
Ahí está todo...

Espontaneidad, vida, contemplación, EL SER.
Si lo explico se pierde el contenido, si te lo muestro... lo entiendes. Ahí está todo.
Pero esbozo una sonrisa cuando, después de meditar "pienso"...

Veo, por lo que he dejado de ver EL SER.
Oigo, por lo que he dejado de oír EL SER.
Huelo, por lo que he dejado de oler EL SER.
Palpo, por lo que he dejado de palpar EL SER.

Cuando me doy cuenta, ya he dejado de ser no-yo.
Cuando separo, empiezo a unir.
Soy observador de lo separado y lo unido.

Me encuentro en otro estado inexplicable que sólo puede experimentarse.
Y explicarlo es tontería, pues no se puede entender diciéndolo, escribiéndolo.
Ese estado es el estado del Buddha.

¿Y qué diferencia hay entre un estado y otro?

NO HAY DIFERENCIA ALGUNA...

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